Agresor, víctima y espectador: ¿quién es quién ante un caso de bullying?

- En el triángulo del acoso, todos sufren, agresor, víctima y observador y, aunque no lo parezca, las secuelas permanecen con el tiempo
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Uno de cada cuatro alumnos españoles de secundaria manifiesta haber sufrido bullying o acoso escolar. El bullying se ha convertido en el fenómeno que mayor preocupación suscita entre los profesionales de la educación, los alumnos y sus padres. Y denunciar ya es toda una necesidad.

Porque en el triángulo del acoso, todos sufren. Aunque no lo parezca, y las secuelas permanecen con el tiempo. Los abusadores, sí, sufren consecuencias como la ausencia de autocontrol, una actitud irritable y violenta, impulsividad e intolerancia ante los demás. A lo largo de su vida mostrarán señales externas y exageradas de autoridad, y tratarán de imponer sus objetivos mediante la intimidación o el uso de la fuerza. Las relaciones con la familia o amigos de los abusadores suelen ser disfuncionales. También suelen tener bajo rendimiento escolar y tendencia al fracaso académico. Esta conducta le puede llevar a las puertas de una futura conducta delictiva.

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Las consecuencias para el grupo que apoya con pasividad o riendo las gracias ante el abuso no resultan evidentes en un primer momento. Estos jóvenes pueden desarrollar de adultos actitudes pasivas ante la injusticia y convertirse en personas miedosas, temerosas del esfuerzo, intolerantes y carentes de afán de superación. También ven afectado su rendimiento escolar, además de provocarles un conflicto de valores, falta de concentración, confusión, inseguridad y disminución de la autoestima.

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En cuanto a la víctima, la depresión, la ansiedad, la falta de confianza en los demás, los problemas alimentarios o de estrés postraumáticos pueden marcar su vida adulto, donde la confianza en uno mismo y en los demás será limitada, si no se trata.
Fuente: telecinco.es