Los docentes valencianos pasarán dos test al año al alumnado para prevenir el acoso escolar

Uno de cada cinco niños, niñas y adolescentes valencianos ha reconocido delante de sus padres que ha sufrido ‘bullying. Y una de cada tres familias conoce de algún caso de acoso escolar en el cole de sus hijos. La gran mayoría afirma que este acoso se ha trasladado a las redes sociales con la pandemia, y los datos de Educación arrojan que el suicidio entre escolares ha aumentado entre un 30 y 40 % por este motivo en a penas unos cursos.

Son algunas de las conclusiones de año y medio de trabajo, con las intervenciones de 38 expertos y expertas, de la comisión de estudio del acoso escolar que ha finalizado hoy en Les Corts Valencianes. Cinco grupos políticos (PSPV, PPCV, Compromís, Ciudadanos y Unidas Podemos) han aprobado hoy un dictamen con 50 medidas para acabar con el acoso escolar.

El documento firmado por todos los partidos tiene tres grandes líneas de actuación. La primera trata de cuantificar mejor los casos de acoso escolar, porque el gran problema con esta realidad es que no se conoce bien. Es decir, que la gran mayoría de los incidente no se registran ni se detectan.

Para eso hay varias propuestas. La primera es pedir a los centros que realicen test cada seis meses a los alumnos para medir “su situación emocional y el clima del aula” y conocer posibles casos de acoso escolar. La vigilancia contra esta lacra será mucho más exhaustiva ya que, a partir de ahora, “se realizarán estudios anuales de donde se extraigan datos y conclusiones generales a partir de los casos de autolesiones y conductas suicidas”.

Imagen de un alumno en un instituto de Alicante tras la presentación de un plan de prevención del suicidio. David Revenga

Hasta ahora existe el plan Previ (Prevención de la violencia escolar), pero sus informes son cada varios cursos. De hecho el último data del 2018-19 y explica que se detectaron 4.548 incidencias, de las cuales 421 activaron el protocolo contra el acoso escolar.

La comisión denuncia que estos datos hacen ver que “solo se notifican una parte muy reducida de los casos potenciales, seguramente aquellos que se descubren”. Además remarcan que “desde el año 2007 se ve un aumento progresivo de los casos, aspecto que invita a pensar que cada vez se notifica más”.

Uno de los grandes retos para cuantificarlos bien es que no siempre se trata de agresiones físicas. “Las coacciones, los insultos, y los problemas psicológicos derivados de las conductas vejatorias es lo que hay que detectar para avanzar en la erradicación del problema”, explica la comisión.

Las medidas de la comisión deberían comenzar a implantarse en el curso que viene, tras la negociación con el profesorado y comunidad educativa, y con la dotación presupuestaria que se incorpore en la financiación del año que viene.

Imagen de los pasillos de un instituto de Alicante tras la presentación de un plan para la prevención del suicidio escolar. David Revenga

Examen al acoso

El acoso escolar no tiene que ver con los factores físicos, psicológicos o familiares del alumno (aunque pueden influir). El ‘bullying’ es, casi siempre, por factores del entorno, y ningún niño o niña está libre de esta lacra que le puede pasar a cualquiera. Esto es una buena noticia, porque si se puede controlar el entorno (y se puede controlar, porque es el aula y el colegio) se puede actuar frente al acoso.

En esto se centra la comisión. Para empezar planean revisar los planes Previ para ser “los más rápidos y efectivos en la detección primera en casos de violencia, acoso y ciberacoso”. Además apostarán por la información, tanto de los recursos que existen para alumnos que sufran acoso, como en campañas dirigidas a los “observadores pasivos” para que no se callen y denuncien estas situaciones y tomen partido.

Otra medida es proponer a las universidades que incorporen en los planes formativos de Magisterio y el Máster habilitante de profesorado contenidos que tengan que ver con el acoso escolar, así como la prevención del acoso y su tratamiento. El plan también contempla ampliar los recursos en las Unidades de Salud Mental Infantil y Adolescente (Usmia).

Imagen de una clase de un instituto de Alicante tras la presentación de un plan para la prevención del suicidio escolar David Revenga

Consecuencias del acoso

El dictamen también explora las consecuencias que el acoso escolar tiene en la infancia. “Quedan afectados el derecho a la salud (autoestima, afectividad y salud mental), pero también el derecho a la educación, por la negativa del alumno para ir a la escuela, falta de concentración, dificultades de aprendizaje, e incluso el derecho al juego.

La primera pata del plan es detectarlo rápido y bien. La segunda es tener muchos recursos para actuar correctamente cuando suceda. La tercera es a largo plazo, porque supone un cambio en la manera de enseñar, para educar a los más jóvenes en el respeto desde pequeños.

Para eso proponen revisar y actualizar “permanentemente” los planes de convivencia de los centros. También facilitar ambientes donde los alumnos que hayan vivido o presenciado una situación de acoso puedan contarlo sin miedo. También se contemplan cambios para incorporar la “educación en valores, respeto y diálogo”. Incluso se pone el foco muy atentamente en enseñar e informar a los jóvenes sobre un uso sano de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).

Como explican en sus conclusiones “la mejora de la convivencia y la cultura de la no-violencia tiene que venir acompañada de un cambio metodológico del propio sistema educativo. También hay que tener muy en cuenta el uso de las TIC y realidades como el ciberacoso, que traspasa las puertas de los centros educativos e incrementa el sufrimiento del alumnado las 24 horas del día, siete días a la semana“.

Fuente: levante-emv.com

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