Grooming: condenan al portero de una escuela que chateaba con una alumna

Un portero de un colegio secundario de Viedma fue condenado por grooming, acusado de enviar mensajes con distintas frases y propuestas a una alumna de 13 años del establecimiento educativo.

El hecho fue denunciado por los directivos, a partir del comentario realizado por otra estudiante.

En un juicio abreviado, el hombre de 37 años -cuya identidad no fue dada a conocer- recibió una pena de seis meses de prisión en suspenso, además de la obligación de cumplir reglas de conducta por dos años.

El juez de Garantías de la Primera Circunscripción, doctor Juan Pedro Puntel, le impuso la prohibición de tomar contacto con la víctima “personalmente o a través de cualquier medio o forma”, además de someterse a un tratamiento psicológico.

Para la Justicia quedó probado que durante “el transcurso de 2021 y hasta el 4 de mayo de 2022, a través de la red social Instagram, el acusado contactó a la adolescente y, “mediante diversos mensajes, le propuso encontrarse con ella con fines sexuales”.

Incidente y revelación

El caso salió a la luz de manera accidental, ya que fue revelado por una estudiante tras haber sido sorprendida junto a otras dos chicas fumando dentro del establecimiento.

Luego de ser sancionada, la joven concurrió con su madre para hacer un descargo y en el marco de esa reunión mencionó que “el portero chateaba” con una chica de la escuela.

Uno de los directivos declaró que de inmediato convocaron al trabajador, le comunicaron la situación y le indicaron que no “debía ir más al colegio”, según estipula el protocolo para este tipo de eventos.

Mencionó que en la charla el sujeto admitió el intercambio de mensajes, aunque, a modo de excusa, refirió que “ella había empezado”.  

Este diálogo fue comunicado a los padres de la víctima, quienes inmediatamente realizaron la denuncia ante la Justicia.

Indicaron que otra de sus hijas les confirmó lo sucedido. 

También dijeron que tomaron conocimiento sobre supuestos ofrecimientos que el portero le hacía a la joven, invitándola a escaparse de la casa o del colegio.

La chica, según agregaron, experimentaba sentimientos de culpa debido a que como consecuencia de lo sucedido el acusado se iba a quedar sin trabajo.

La cuenta en el banco

La alumna declaró mediante el sistema de cámara Gesell y mencionó que “todo empezó en primer año”.

Explicó que junto a otras compañeras habían escrito sus cuentas de Instagram en un banco, con la intención de que los alumnos de la tarde las siguieran y que de allí el imputado tomó los datos para contactarla.

La adolescente describió los mensajes que recibió y las distintas propuestas para encontrarse.

Incluso refirió que en distintas ocasiones, y ante manifestaciones del procesado, ella “no sabía qué contestarle”.

El fallo mencionó que, según algunos mensajes que envió el imputado, este “entendía la criminalidad de su accionar”.

Describió que en una oportunidad dejó accidentalmente su celular abierto y que una compañera le tomó una foto a los chats. Esta imagen llegó a manos de la joven que finalmente reveló la situación.

También mencionó que esto último provocó que la situación llegara a conocmiento de la mayor parte de la comuidad educativa del establecimiento, con la afectación que acarrea.

Contundencia

El juez Puntel indicó que tanto “la autoría como su culpabilidad se encuentran verificadas con la prueba expuesta por la fiscalía, motivando los fundamentos de la acusación”.

“A ello se agrega el expreso reconocimiento y aceptación de responsabilidad por parte del imputado”, dijo.

El magistrado determinó que “de manera contundente se tiene por probado que el hecho existió”.

Sostuvo que a partir de los testimonios y el análisis de los dispositivos secuestrados durante un allanamiento a la vivienda del acusado, “se verifica el accionar del acusado con relevancia penal, que corroboran con el grado de probabilidad necesario la existencia del hecho y su autoría”.

Fuente: lanueva.com

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